Klaus, me alegro de poder tratar este tema contigo.
Yo creo, por supuesto, en la inspiración de la que hablas. Y estoy de acuerdo en que un riff puede expresar tanto como una buena letra, claro. Sin embargo, pongámonos en situación:
Estoy en casa, guitarra en mano, y encuentro una melodía que me gusta. Sí, me gusta, me siento cómodo con ella, la siento mía. Decido componer un tema a partir de ella…
¿Qué hago? Pues buscar el sentimiento que la inspira para realizar el tema. Tener las cosas claras. Saber qué quiero decir, qué quiero hacer. Sentir, cojones. Esa inspiración se supone que no ha venido del vacío, no?
Si alguien lleva un conjunto de riffs al local de ensayo, tendría que saber qué quieren expresar, qué pretenden buscar. No me vale un “sobre qué trata? Ba, sobre lo que sea…”. ¿Cómo compones a partir de eso? ¿A partir de nada? ¿Por oído?. Me juego el pellejo a que tocarás la música de otros, y peor, por supuesto.
La diferencia, básicamente, está en las horas de trabajo de las que hablas. En si en ellas trabajas inspirado por algo, o simplemente buscas un riff que suene bien. ¿Cómo lo buscas, al azar? Supongo que no. Pues el patrón que te ha de mover es sentimiento, no es así? Y si es así, creo que estamos de acuerdo. Y si no es así, pues estamos en las mismas que antes. No lo entiendo.