Copio esto aquí desde el tablón de anuncios, ya que sigue el hilo y está interesante 🙂
@jomapeva1963 wrote:
Se hace necesario hacer ciertas aclaraciones sobre
la denuncia presentada en Sigüenza: En primer
lugar, los denunciantes (3 y no 1, además uno de
ellos músico que toca en una big band) no
denuncian al artista, contra el que no tienen nada
que oponer salvo que no les gusta su música y no
les parece en absoluto jazz, sino la prepotencia
de un alcalde.
Para aclarar este tema, hay que decir que los
denunciantes acuden a un concierto que se anuncia
como jazz y que, en realidad, es música
contemporánea. Tras escuchar un poco, se sienten
engañados y deciden irse solicitar la devolución
de las entradas. La persona que les atiende en la
recepción dice que ella no puede hacer eso y que
el responsable del concierto no puede salir porque
está escuchando el concierto, ante lo cual los
denunciantes deciden llamar a la guardia civil.
Tras la llegada de la guardia civil y a instancias
de ésta, la persona encargada de la recepción
llama al responsable de la organización, que no es
otro sino el alcalde de Sigüenza, que se niega a
devolver el importe y que, además, dice no tener
hojas de reclamaciones, aduciendo que se han
agotado. Cabría preguntarse si había tantas
personas que se las hubieran pedido ya antes para
argüir que dichas hojas estaban agotadas. En un
apartado le comenta a uno de los guardias civiles
que él tiene no sé cuántas carreras y que a él no
se le podía hacer eso. A ruego de la guardia
civil, por fin cede a que una persona vaya al
ayuntamiento a buscar las hojas de reclamaciones y
la sorpresa de los denunciantes es máxima cuando,
en lugar de las hojas, la persona que ha ido a
buscarlas trae unos papeles que van dirigidos al
propio alcalde y que tal vez pensaba romper nada
más recibirlos en su despacho. Aunque no se trata
de hojas de reclamaciones, deciden rellenar los
papeles y al día siguiente acuden al cuartel de la
guardia civil para corroborar los hechos y
presentar la correspondiente denuncia.
Lo de la prescripción facultativa es una mera
anécdota de uno de los denunciantes para presentar
su desacuerdo con la música que estaba escuchando
(y que tal vez dijo porque fue lo primero que se
le pasó por la cabeza). Lo grave es la prepotencia
de un alcalde que no sólo presenta un concierto
como lo que no es sino que además muestra una
conducta de desprecio hacia los que no tienen los
mismos gustos que él. ¿Qué pensaríais si acudís a
un concierto de gregoriano, por ejemplo, os ponen
a los Sex Pistols, se niegan a devolveros el
importe de la entrada y además os desprecian por
consideraros unos incultos musicales? Pues así
creo que debieron sentirse los denunciantes.