Sexo con menores, zoofilia, drogas, alcohol, ceremonias satánicas… Realidad o ficción, la leyenda de sus fiestas ocupa un dudoso puesto de honor en la historia del rock
JULIÁN RUIZ
El 26 de julio de 1969, Peter Grant, exluchador de ‘catch’, exportero de puticlub y mánager de Led Zeppelin volvió a meter a sus chicos en el famoso Hotel Edgewater de Seattle, donde los Beatles incluso habían pescado, porque el establecimiento tocaba casi el agua. Led Zeppelin tocarían una noche después en un pequeño Festival llamado Seattle Pop Festival. En el cartel también estaban Vanilla Fudge.
Al día siguiente, día libre, según cuenta el ‘road manager’ Richard Cole, Led Zeppelin ‘pescaron’ varios peces e incluso un pequeño tiburón. Richard y John Bonham ‘Bonzo’, el batería de Led Zeppelin, también pescaron para aquella noche una preciosa ‘groupie’ pelirroja de 17 años llamada Jackie. Bonzo ya iba puesto de vodka, así que como ‘perversión’ o broma de beodos, se le ocurrió atar a Jackie a la cama. Cole y nada menos que Mark Stein, el teclista de Vanilla Fudge, también estuvieron presentes. Incluso este último filmó el episodio en una cámara de super 8.
Con la chica atada a la cama, a Cole y Bonzo se les ocurrió masturbar el clítoris de la pobre chica con una pequeña cría de tiburón. Incluso le metieron el pequeño escualo por la parte de atrás. La leyenda se fue agrandando con el paso de los días y comenzaron a extenderse comentarios de que la pobre muchacha había sido violada, que se retorció de dolores y no paraba de llorar durante la extraña y pervertida perforación.
Cuando la historia llegó a oídos de las GTO (Chicas Extravagantes Unidas), el famoso conjunto de ‘groupies’ que apadrinaba Frank Zappa, ya se contaban toda clase de exageraciones, incluso con perversiones satánicas, dadas las tendencias del líder Jimmy Page. Frank Zappa incluso escribió una canción sobre el famoso incidente en Seattle de Led Zeppelin. Llamó al tema ‘The Mudshark’. Y no deja de tener su retórica y perversa personalidad.
El ‘pipa’ Cole, bastantes años más tarde, reconoció que todo se fue de la manos en aquella noche de julio. Pero, en realidad, para exculpar al batería Bonzo, dijo qué el fue quien había había atado a Jackie y como tenía el pubis de color rojo, como su pelo, se le ocurrió introducirle un pargo rojo, como su cabello, mientras le decía: “Vamos, tía, a tu pargo colorado le gusta este pargo colorado…”. Incluso lo decía como cantando, mientras Bozo se moría de la risa y Mark filmaba. Se derrumba la historia del tiburón, pero menos.
Robert Plant asegura que, cuando llegó a América por primera vez, se volvió loco. No entendía cómo un ‘paleto’ como él podía estar con ‘bombones’ de 16, 17 y 18 años
Cole presumió de que a Jackie no le importó mucho. Al revés, le encantó que le acariciaran su clítoris con el hocico del pez. Para ‘arreglar’ aún más su relato, dijo que quizá le hubiera pegado alguna vez con la pequeña cría del tiburón, que también estuvo presente aquella noche, pero que nunca le hizo daño. Barbaridades como esta acrecentaron más la leyenda de un grupo casi fascista, nazi, en sus comportamientos y en sus innumerables orgías allá donde llegaban. Pero esta historia fue la más escandalosa degradación de todas las conocidas sobre el mundo de los fans.
Eran los permisivos años 70, donde ir con una menor no parecía estar tan penado como en la actualidad, porque de otra forma el guitarrista Jimmy Page hubiera ido a parar a la cárcel. Durante casi dos años, Jimmy estuvo relacionado con una ‘groupie’ de tan sólo 14 años llamada Lori Maddox. La casi niña recuerda la primera vez que la llevaron al hotel Hyatt de Sunset, en Los Ángeles y como se enamoró de Jimmy, vestido de gángster. Jimmy, finalmente, la cambió por una que acaba de cumplir 18 años llamada Bebe Buell.
Lo paradójico y escandaloso del caso es que ni el incidente en Seatle, ni las orgías en el Hotel Hyatt en Sunset eran las orgías o los escándalos más resonantes en los años de locura de Led Zeppelin. Jimmy confesó que las aventuras en el Japón fueron mucho más diabólicas. Repite que hicieron cosas que ahora no podríamos ni creer. Recuerda una noche en Tokyo, en plena orgía, con las ropas del grupo colgadas en las ventanas del hotel, una chica fue más lista y recogió todas las ropas y se fue corriendo desnuda por los tejados del hotel.
Otra noche, un teléfono público de Tokyo apareció en la puerta de su habitación, con monedas incluso dentro. Ni tampoco olvidar como Jimmy se compró una ‘katana’ de samurái y destrozó las maravillosas pinturas japonesas de los tiempos de Edo. Y eso tan sólo en 48 horas en la capital japonesa.
El éxito de ‘Stairway to heaven’ y la leyenda de sus aventuras perversas llegaron hasta el paroxismo el 5 de marzo de 1973. Al sello discográfico sueco Metronome Records, que distribuía allí los discos de Led Zeppelin, se les ocurrió presentar ante la prensa escandinava una entrega de discos de oro por las ventas del quinto álbum, ‘Houses of Holy’, en una sala de pornografía de Estocolmo llamada Chat Noir’. Pero no sólo eso, sino que los cuatro miembros del grupo recibieron sus discos de oro mientras una pareja follaba en directo delante de todos los presentes. Led Zeppelin se habían superado.
Sólo un fotógrafo, Bengt H. Malmqvist, inmortalizó esa noche. Luego, las fotos, muchas de ellas jamás vistas, las vendió a no se sabe quién, aunque parecer ser que fue a parar a un millonario que nunca quiso decir su nombre. Pero hay decenas de este tipo de anécdotas en la historia de Led Zeppelin. Historias sobre la brutalidad, la violencia del grupo, las interminables acusaciones de violaciones, de abuso de niñas, sin dejar de lado más perversiones con la drogas y el ocultismo.
Una “locura juvenil”
La última vez que ví a Robert Plant, con motivo de la promoción de su millonario álbum con Alisson Kraus hace ya seis años, me dijo que sólo tenía 19 años cuando fue a América por primera vez y que, simplemente, se volvió loco. Conoció a las GTO y no sabía si estaba en el paraíso, en el nirvana o lo que fuera. No entendía cómo un modesto chico, un ‘paleto’ como él de las Midlands, podía estar con aquellas angelicales criaturas de 16, 17 o 18 años, con unas tetas de cielo y que pudiera disponer de todas ellas, todas a su alcance. Insistió en que se volvió loco. Y que le perdonaran. En la actualidad, lo resume como una locura juvenil.
Pamela Des Barres, que ahora tiene 65 años, lideraba aquella asociación ilícita de ‘groupies’. Todavía dice que la primera vez que vió a Led Zeppelin en Los Ángeles fue como un “orgasmo”. Fue la favorita de Jimmy. Pero perdurará por haber pintado el pene de Mick Jagger para la escuela donde estudiaba arte. Pamela era prima de Don Van Vliet, más conocido por Captain Beefheart, compadre de Zappa, por eso este la nombró presidenta de las GTO.
Pamela no ha contado todo en su libro ‘Let’s spend the night together’ (Pasemos la noche juntos), como la canción de los Stones, pero sí que está repleto de historias sobre los Zeppelin. Por ejemplo, cuenta Pamela como mientras le hacía una felación a Robert Plant, el “guarro” del ‘pipa’ Richard Cole se orinaba en ella. La ‘conejita’ de Playboy Bebe Bluebell cuenta que Jimmy tenía la puñetera manía de meterle saliva en la boca, mientras la penetraba, como si el guitarrista quisiera de alguna poseerla totalmente.
La vida en las giras era como un zoo de locos pervertidos. Cuenta la periodista norteamericana Ellen Sander que cuando fue a visitarlos en la última noche de su gira por los Estados Unidos se desnudaron los cuatro delante de ella. Quedó petrificada, lloraba de terror, porque creían que la iban a violar. Bonzo se avalanzó sobre ella, hasta que la ‘ballena’ del manager Peter Grant paró a Bonham. No están perdidas las ridículas fotos de los cuatro Zeppelin desnudos ante la periodista para que les preguntara todo lo que ella quisiera. Desnudos ante la verdad.
La antesala de las orgías siempre se desarrollaban en el ‘Starship’, el Boing 720 que se habían comprado para las giras norteamericanas de 1973 y 1975. Un avión acondicionado con lujosas habitaciones, bar de primera clase y camas redondas. Robert Plant confesó que era continuo el sexo oral, pero con turbulencias. Bonzo hacía más disparates.
Por ejemplo, en agosto de 1975, ya metido en el avión, se sopló una botella de Jack Daniel’s y apareció ante todos tan sólo vestido con las ropas del capitán del avión y con una mano en la palanca donde encajan la apertura de puertas de emergencia. Se quedó en pelotas y las chicas gritaban. Cole y Grant pudieron pararle en último extremo. La mayor escena de terror en la historia de Led Zeppelin.
Escaleras al infierno
Aquella niña de 14 años, amante de Page, llamada Lori Maddox, no hace mucho dijo que Jimmy Page era encantador mientras estaba sobrio, pero una vez bebido era un ser abominable, un pervertido. Una noche en un bar de Los Ángeles, porque le reconoció una mujer, llegó a pincharle en la cara a esa supuesta fan. La peor refriega fue en 1977, cuando Jimmy, el pipa Cole y un gángster londinense llamado John Bindon fueron arrestados en San Francisco por pegarle una paliza casi mortal, amén de tirarlo a la piscina, al miembro de seguridad del hotel donde se hospedaban. Hubo una demanda legal y Led Zeppelin tuvieron que pagar dos millones de dólares. Ellos lo llamaron ‘el incidente de Oakland’, sin más.
A finales de los 70 la banda cayó a merced de las drogas. La cocaína los atrapó en su red, y el sexo y las trifulcas dejaron de importarles tanto
Led Zeppelin estuvieron rodeados por una especie de gran gángster como era su mánager Peter Grant, que fue en varias ocasiones demandado judicialmente por sus métodos y tropelías. Luego estaban todos los matones alrededor del grupo, que les hacían parecer una banda como la misma de Al Capone.
A finales de los años 70, Led Zeppelin cayeron a merced de las drogas. El sexo, las juergas y los actos de vandalismo ya les importaban menos. Todos quedaron atrapados en el poder de la cocaína, pero como cuenta Mick Jagger había tres clases de cocaína: una para los invitados y ‘groupies’, otro ara los miembros del grupo, incluidos Robert, John Paul Jones y Bonzo, y una tercera, muy especial, que la reservaba Grant para su Jimmy Page, su niño favorito. Mick le pidó por favor a Grant la de Jimmy, por supuesto.
El zeppelin dejó de volar el día 24 de septiembre de 1980 cuando Bonzo, el increíble John Bonham, el más increíble batería de rock que jamás ha oído el mundo, moría en Old Mill House, en Windsor, en la casa de Jimmy Page. Estaban ensayando precisamente para la próxima gira por los Estados Unidos, pero Bonzo ya sólo era un alcohólico. Nadie supo evaluar cuánto vodka se metió en su último día de vida.
El terrible Bonzo, ‘The Beast’, murió con tan sólo 32 años. El gran ‘padrino’, el mánager Peter Grant, moría cinco años después por culpa de un ataque al corazón. Ese día Led Zeppelin, como el Hindenburg, ardió en los mismos infiernos. Durante 12 años el zeppelin había sido el objeto más vicioso, violento, machista, pervertido y excesivo de la historia del rock.