Home Forums Off Topic Hilo de la ley Sinde

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  • #50678
    metal_king
    Member

    Hombre, me parece involución porque es ahora ir en contra de la evolución que teníamos.

    Yo no estoy en contra ni de la música gratis por Internet si el autor así lo desea. Lo que estoy en contra es de que no decida el autor, sino el público. Llámame déspota, pero en esto, el público, es previsible:prefiere no pagar, y como dice Kike, ya se ha acostumbrado a ello.

    Lo que lleva al debate de que después, los músicos que no viven de esto, dan también la mayoría de los conciertos gratis, y si no les paga el garito de turno por llevar a 20 personas, les tiene que pagar el ayuntamiento de turno, convirtiéndose, TACHAAAAN, en el consabido concepto de los músicos funcionarios antisistema que tanto me hace reír.

    A lo que estoy esperando yo, es a ver si se estandariza el poder disfrutar de un buen concierto A DISTANCIA. Tal y como ahora se está haciendo en los cines con las óperas de por ejemplo Viena. Imagina la posibilidad infinita de ver con buena calidad de sonido y vídeo un concierto en directo de True Metal por Internet, aunque fuera en un garito relativamente pequeño.

    Pero en el momento que eso suceda… la gente lo grabará en casa y circulará gratis por Internet… 🙂

    Quedad bendecidos!

    #50679
    Perro muerto
    Member

    @metal_king wrote:

    Pero en el momento que eso suceda… la gente lo grabará en casa y circulará gratis por Internet… 🙂

    Cierto es. Yo “tengo” las proyecciones del BIG FOUR con muy buena calidad de imagen y sonido… 😡 😡 😡

    #50680
    nqd
    Participant

    @metal_king wrote:

    Yo no estoy en contra ni de la música gratis por Internet si el autor así lo desea. Lo que estoy en contra es de que no decida el autor, sino el público. Llámame déspota, pero en esto, el público, es previsible:prefiere no pagar, y como dice Kike, ya se ha acostumbrado a ello.

    A nadie le obliga nadie a grabar nada, amigo metal, el que graba un disco y lo saca a la venta a 20e ya sabe lo que hay en el mercado así que no entiendo lo que comentas. Te hago unas cuentas rápidas.
    Grupo cualquiera q ensaya en Rent n Music graba un disco, dos semanas, mas copias, master, imprenta…hacen mil copias. Para recuperar la inversión cuantas copias tienen q vender?? pongamos las 1000, q es un numero redondo. Ahora hecha cuentas de un artista grande, como corazón podrido, cuantos vende, a cuanto dinero… publicidad, radios, tv, intermediarios, etc.. aquí todo el mundo chupa, pero claro, pagarlo lo pagamos los demás. Pero el mercado ha cambiado amiguitos. Y muchos negocios van a morir, es ley de vida. Esos son los que van a ser perjudicados, la música seguirá adelante y mas sana que nunca

    #50681
    webmaster
    Member

    si alguno pensaba que esto se acaba. no ha hecho nada mas que empezar

    El PSOE asegura que la ley Sinde saldrá en el Senado con los partidos responsables
    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/12/24/navegante/1293182054.html

    viva la democracia !!! 🙂

    #50682
    MattBDR
    Member

    @webmaster wrote:

    si alguno pensaba que esto se acaba. no ha hecho nada mas que empezar

    El PSOE asegura que la ley Sinde saldrá en el Senado con los partidos responsables
    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/12/24/navegante/1293182054.html

    viva la democracia !!! 🙂

    y toda esta mierda, porque según ZParo en españa estamos mal vistos por permitir las descargas

    #50683
    metal_king
    Member

    Ya, pero si corazón podrido deja de vender porque la gente, debido a la música que autores ponen queriendo en internet, elige otra cosa, me parece genial.

    Lo que no me parece tan genial es que él quiera vender su música, y todo crixto la tenga en su casita sin pagarle. ¿Necesitan la música de Sanz para vivir?

    No creo…

    #50684
    webmaster
    Member

    la cosa se pone calentita
    El PSOE considera que “desaparecería la mitad de la cultura” si no se regulan las descargas en Internet
    http://www.elpais.com/articulo/cultura/PSOE/considera/desapareceria/mitad/cultura/regulan/descargas/Internet/elpepucul/20101224elpepucul_2/Tes
    Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo que el Gobierno intentaría sacar adelante la polémica ley “con habilidad” …

    #50685
    nqd
    Participant

    @metal_king wrote:

    Lo que no me parece tan genial es que él quiera vender su música, y todo crixto la tenga en su casita sin pagarle. ¿Necesitan la música de Sanz para vivir?
    No creo…

    Me parece a mi que eso de to crixto es exagerar, de este foro cuantos tienen algo del susodicho?? claro que también puede ser q aquí todos seamos adoradores de Satan

    #50686
    metal_king
    Member

    @nqd wrote:

    @metal_king wrote:

    Lo que no me parece tan genial es que él quiera vender su música, y todo crixto la tenga en su casita sin pagarle. ¿Necesitan la música de Sanz para vivir?
    No creo…

    Me parece a mi que eso de to crixto es exagerar, de este foro cuantos tienen algo del susodicho?? claro que también puede ser q aquí todos seamos adoradores de Satan

    Pues sí… A la mayoría de la gente que pulula por aquí le mola investigar grupos, estilos, o la música en sí. Esos que están “ahí fuera” :-D, si compran algo no es porque lo necesiten, sino porque les han creado la necesidad a base de machacarlos.

    Pero casualmente, los grupos con los que machacan, escriben la historia de la música ligera. Hay que joderse.

    Pero aún con esto, me parece un negocio lícito. Tratar de vender discos no es robar a nadie. No hablamos de pan, leche o huevos.

    Peazo de huevos rellenos que me he metío pal cuerpo 🙂

    #50687
    metal_king
    Member

    elmundo.es

    De la Iglesia, contento tras lograr ‘puntos de encuentro’ con los internautas

    jueves 30/12/2010 14:54

    Dos horas y media y un torrente de ‘tweets’ después, los invitados de Álex de la Iglesia a hablar en la Academia de Cine de películas en internet salían contentos y pensando que “ha sido un éxito”. También el anfitrión, que ha utilizado la red social Twitter para transmitir mensajes a lo largo de toda la reunión más o menos entendibles (“joder, qué difícil es esto. Pero qué apasionante”, “Dios, todos conectados en la reunión!!!!!!”, “Aplaudo y firmo”, “Qué bueno. Qué interesante”).

    ‘No represento a los creadores, tan siquiera. Represento esencialmente a un sector necesitado de soluciones que quiere entender, escuchar, y dialogar’El ‘leitmotiv’ de la reunión ha sido el modelo de negocio, esto es, retos del cine contra el universo de las descargas en Red. El fundador de la red de blogs Weblogs, Julio Alonso, uno de los invitados por ‘el lado de los internautas’ (aunque los allí presentes insisten en que no hay dos lados), ha afirmado tras la reunión que todos están de acuerdo en que “el gratis total no es la solución”. También ha apuntado que el rechazo a la ‘Ley Sinde’ ha llevado a muchos usuarios a “radicalizar” sus posiciones.

    ‘No estamos enfrentados’
    De la Iglesia ha insistido en que una de las claves de la reunión ha sido que se han puesto sobre la mesa “puntos de encuentro” y ha subrayado que esa “dualidad” que llevar a definirse en función de los oponentes no tiene cabida en este diálogo. “No estamos enfrentados”, ha señalado a los periodistas al término de la reunión.

    Pasadas 11.00 horas, el presidente de la Academia dejaba por escrito una declaración de intenciones desde @AlexdelaIglesia: “No voy en rescate de nadie, obviamente, ni pretendo defender a nadie. Me duele y me preocupa que cualquier iniciativa que promueva el diálogo sea tachada de tendenciosa. No. A veces la gente quiere sencillamente hablar. Es posible”. Además, durante el encuentro ha contestado los planteamientos de varios usuarios vía Twitter.

    De la Iglesia, que echó mano de más de 140 caracteres para dar explicaciones, apuntaba en un ‘tweet’ anterior: “Una cosa: estamos hablando de una iniciativa de la Academia, para hablar de cine e internet. No represento a los creadores, tan siquiera. Represento esencialmente a un sector necesitado de soluciones que quiere entender, escuchar, y dialogar. Nada más. No voy a dar ningún comunicado, ni apoyo nada, ni busco nada mas que escuchar y desatascar una situacion en la que los involucrados no llegan a un entendimiento. Defiendo mi trabajo, y el de mis compañeros. Ese es mi punto de partida”.

    Un artículo de opinión allí, una entrevista aquí, un ‘twitteo’ por el otro lado, un guateque más allá… Álex de la Iglesia se está convirtiendo en el gran hombre de la crisis de las descargas.

    Esta mañana, a las 11.30 horas, de la Iglesia ha empezado a hacer lo que su colega la ministra de Cultura no puede hacer con tanto disgusto parlamentario. Recibe, en calidad de presidente de la Academia, de cineasta y, también, de internautas a los ‘líderes de opinión’ de la red que han mostrado su rechazo a la Ley Sinde contra la piratería cultural en internet.

    Ha estado acompañado de Eduardo Campoy, director de la institución, y de Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones Audiovisuales (FAPAE), y planteará la reunión como una primera toma de contacto entre dos frentes supuestamente irreconciliables. Entre los asistentes también figuraron el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, el abogado David Maeztu y el fundador de Weblog, Julio Alonso.

    Compaginando la promoción de su última película, ‘Balada triste de trompeta’, con la defensa de la Ley Sinde, De la Iglesia ha estado especialmente activo en todo el proceso que rodea su tramitación. Dicha normativa, que estipulaba el cierre de aquellas páginas ‘web’ que facilitasen el acceso a contenidos protegidos por derechos de autor, no superó el pasado día 21 su primer ’round’ en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados y llega el día 15 de enero al Senado.

    Mientras PSOE y PP intentan llegar a un acuerdo que no debería estar tan lejos (los dos partidos comparten sus posturas iniciales) para sacar adelante la Ley Sinde o alguna otra normativa de protección de la propiedad intelectual, Álex de la Iglesia se ha dedicado a intercambiar posturas con los internautas a través de Twitter a un ritmo demencial de actualizaciones. Así, el miércoles twiteó: “La reunión es un hecho. Esto se pone caliente. Vamos a toda potencia. Somos mutantes, no políticos. Soluciones y cervezas”.

    #50688
    metal_king
    Member

    Este artículo está bastante bien (y no coincide demasiado con lo que yo pienso -grin ).

    Fuente: http://www.elpais.com/articulo/cultura/cena/miedo/reunion/ministra/Sinde/elpepucul/20110112elpepucul_8/Tes

    La cena del miedo (mi reunión con la ministra Sinde)

    AMADOR FERNÁNDEZ-SAVATER 12/01/2011

    La semana pasada recibí una llamada del Ministerio de Cultura. Se me invitaba a una reunión-cena el viernes 7 con la ministra y otras personas del mundo de la cultura. Al parecer, la reunión era una más en una serie de contactos que el Ministerio está buscando ahora para pulsar la opinión en el sector sobre el tema de las descargas, la tristemente célebre Ley Sinde, etc. Acepté, pensando que igual después de la bofetada que se había llevado la ley en el Congreso (y la calle y la Red) se estaban abriendo preguntas, replanteándose cosas. Y que tal vez yo podía aportar algo ahí como pequeño editor que publica habitualmente con licencias Creative Commons y como alguien implicado desde hace años en los movimientos copyleft/cultura libre.

    El mismo día de la reunión-cena conocí el nombre del resto de invitados: Álex de la Iglesia, Soledad Giménez, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Alberto García Álix, Ouka Leele, Luis Gordillo, Juan Diego Botto, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez (relacionado con el ámbito de los videojuegos), Cristina García Rodero y al menos dos personas más cuyos nombres no recuerdo ahora (perdón). ¡Vaya sorpresa! De pronto me sentí descolocado, como fuera de lugar. En primer lugar, porque yo no ocupo en el mundo de la edición un lugar ni siquiera remotamente comparable al de Álex de la Iglesia en el ámbito del cine o Muñoz Molina en el de la literatura. Y luego, porque tuve la intuición de que los invitados compartían más o menos una misma visión sobre el problema que nos reunía. En concreto, imaginaba (correctamente) que sería el único que no veía con buenos ojos la Ley Sinde y que no se sintió muy triste cuando fue rechazada en el Congreso (más bien lo contrario). De pronto me asaltaron las preguntas: ¿qué pintaba yo ahí? ¿En calidad de qué se me invitaba, qué se esperaba de mí? ¿Se conocía mi vinculación a los movimientos copyleft/cultura libre? ¿Qué podíamos discutir razonablemente tantas personas en medio de una cena? ¿Cuál era el objetivo de todo esto?

    Con todas esas preguntas bailando en mi cabeza, acudí a la reunión. Y ahora he decidido contar mis impresiones. Por un lado, porque me gustaría compartir la preocupación que me generó lo que escuché aquella noche. Me preocupa que quien tiene que legislar sobre la Red la conozca tan mal. Me preocupa que sea el miedo quien está tratando de organizar nuestra percepción de la realidad y quien está tomando las decisiones gubernamentales. Me preocupa esa combinación de ignorancia y miedo, porque de ahí sólo puede resultar una cosa: el recurso a la fuerza, la represión y el castigo. No son los ingredientes básicos de la sociedad en la que yo quiero vivir.

    Por otro lado, querría tratar de explicar lo que pienso algo mejor que el viernes. Porque confieso desde ahora que no hice un papel demasiado brillante que digamos. Lo que escuchaba me sublevó hasta tal punto que de pronto me descubrí discutiendo de mala manera con quince personas a la vez (quince contra uno, mierda para…). Y cuando uno ataca y se defiende olvida los matices, los posibles puntos en común con el otro y las dudas que tiene. De hecho me acaloré tanto que la persona que tenía al lado me pidió que me tranquilizara porque le estaba subiendo la tensión (!). Tengo un amigo que dice: “no te arrepientas de tus prontos, pero vuelve sobre los problemas”. Así que aquí estoy también para eso.

    Quizá haya por ahí algún morboso preguntándose qué nos dieron para cenar. Yo se lo cuento, no hay problema, es muy sencillo. Fue plato único: miedo. El miedo lo impregnaba todo. Miedo al presente, miedo al porvenir, miedo a la gente (sobre todo a la gente joven), miedo a la rebelión de los públicos, miedo a la Red. Siento decir que no percibí ninguna voluntad de cambiar el rumbo, de mirar a otros sitios, de escuchar o imaginar alternativas que no pasen simplemente por insistir con la Ley Sinde o similares. Sólo palpé ese miedo reactivo que paraliza la imaginación (política pero no sólo) para abrir y empujar otros futuros. Ese miedo que lleva aparejado un conservadurismo feroz que se aferra a lo que hay como si fuera lo único que puede haber. Un miedo que ve enemigos, amenazas y traidores por todas partes.

    Quien repase la lista de invitados concluirá enseguida que se trata del miedo a la crisis irreversible de un modelo cultural y de negocio en el que “el ganador se lo lleva todo” y los demás poco o nada. Pero no nos lo pongamos demasiado fácil y pensemos generosamente que el miedo que circulaba en la cena no sólo expresa el terror a perder una posición personal de poder y de privilegio, sino que también encierra una preocupación muy legítima por la suerte de los trabajadores de la cultura. Ciertamente, hay una pregunta que nos hacemos todos(1) y que tal vez podría ser un frágil hilo común entre las distintas posiciones en juego en este conflicto: ¿cómo pueden los trabajadores de la cultura vivir de su trabajo hoy en día?

    Lo que pasa es que algunos nos preguntamos cómo podemos vivir los trabajadores de la cultura de nuestro trabajo pero añadiendo (entre otras muchas cosas): en un mundo que es y será infinitamente copiable y reproducible (¡viva!). Y hay otros que encierran su legítima preocupación en un marco de interpretación estrechísimo: la industria cultural, el autor individual y propietario, la legislación actual de la propiedad intelectual, etc. O sea el problema no es el temor y la preocupación, sino el marco que le da sentido. Ese marco tan estrecho nos atrapa en un verdadero callejón sin salida en el que sólo se puede pensar cómo estiramos lo que ya hay. Y mucho me temo que la única respuesta posible es: mediante el miedo. Responder al miedo con el miedo, tratar de que los demás prueben el miedo que uno tiene. Ley, represión, castigo. Lo expresó muy claramente alguien en la reunión, refiriéndose al modelo americano para combatir las descargas: “Eso es, que al menos la gente sienta miedo”. Me temo que esa es la educación para la ciudadanía que nos espera si no aprendemos a mirar desde otro marco.

    Tienen miedo a la Red. Esto es muy fácil de entender: la mayoría de mis compañeros de mesa piensan que “copiar es robar”. Parten de ahí, ese principio organiza su cabeza. ¿Cómo se ve la Red, que ha nacido para el intercambio, desde ese presupuesto? Está muy claro: es el lugar de un saqueo total y permanente. “¡La gente usa mis fotos como perfil en Facebook!”, se quejaba amargamente alguien que vive de la fotografía en la cena. Copiar es robar. No regalar, donar, compartir, dar a conocer, difundir o ensanchar lo común. No, es robar. Traté de explicar que para muchos creadores la visibilidad que viene con la copia puede ser un potencial decisivo. Me miraban raro y yo me sentía un marciano.

    Me parece un hecho gravísimo que quienes deben legislar sobre la Red no la conozcan ni la aprecien realmente por lo que es, que ante todo la teman. No la entienden técnicamente, ni jurídicamente, ni culturalmente, ni subjetivamente. Nada. De ahí se deducen chapuzas tipo Ley Sinde, que confunde las páginas de enlaces y las páginas que albergan contenidos. De ahí la propia idea recurrente de que cerrando doscientas webs se acabarán los problemas, como si después de Napster no hubiesen llegado Audiogalaxy, Kazaa, Emule, Megavideo, etc. De ahí las derrotas que sufren una y otra vez en los juzgados. De ahí el hecho excepcional de que personas de todos los colores políticos (y apolíticos) se junten para denunciar la vulneración de derechos fundamentales que perpetran esas leyes torpes y ciegas.

    Tienen miedo a la gente. Cuando había decidido desconectar y concentrarme en el atún rojo, se empezó a hablar de los usuarios de la Red. “Esos consumidores irresponsables que lo quieren todo gratis”, “esos egoístas caprichosos que no saben valorar el trabajo ni el esfuerzo de una obra”. Y ahí me empecé a poner malo. Las personas se bajan material gratuito de la Red por una multiplicidad de motivos que esos clichés no contemplan. Por ejemplo, están todos aquellos que no encuentran una oferta de pago razonable y sencilla. Pero la idea que tratan de imponernos los estereotipos es la siguiente: si yo me atocino la tarde del domingo con mi novia en el cine viendo una peli cualquiera, estoy valorando la cultura porque pago por ella. Y si me paso dos semanas traduciendo y subtitulando mi serie preferida para compartirla en la Red, no soy más que un despreciable consumidor parásito que está hundiendo la cultura. Es increíble, ¿no? Pues la Red está hecha de un millón de esos gestos desinteresados. Y miles de personas (por ejemplo, trabajadores culturales azuzados por la precariedad) se descargan habitualmente material de la Red porque quieren hacer algo con todo ello: conocer y alimentarse para crear. Es precisamente una tensión activa y creativa la que mueve a muchos a buscar y a intercambiar, ¡enteraos!

    Lo que hay aquí es una élite que está perdiendo el monopolio de la palabra y de la configuración de la realidad. Y sus discursos traducen una mezcla de disgusto y rabia hacia esos actores desconocidos que entran en escena y desbaratan lo que estaba atado y bien atado. Ay, qué cómodas eran las cosas cuando no había más que audiencias sometidas. Pero ahora los públicos se rebelan: hablan, escriben, se manifiestan, intervienen, abuchean, pitan, boicotean, silban. En la reunión se podía palpar el pánico: “nos están enfrentando con nuestro público, esto es muy grave”. Pero, ¿quién es ese “nos” que “nos enfrenta a nuestro público”? Misterio. ¿Seguro que el público no tiene ninguna razón verdadera para el cabreo? ¿No es esa una manera de seguir pensando al público como una masa de borregos teledirigida desde algún poder maléfico? ¿Y si el público percibe perfectamente el desprecio con el que se le concibe cuando se le trata como a un simple consumidor que sólo debe pagar y callar?

    Tienen miedo al futuro. “¿Pero tú qué propones?” Esa pregunta es siempre una manera eficaz de cerrar una conversación, de dejar de escuchar, de poner punto y final a un intercambio de argumentos. Uno parece obligado a tener soluciones para una situación complejísima con miles de personas implicadas. Yo no tengo ninguna respuesta, ninguna, pero creo que tengo alguna buena pregunta. En el mismo sentido, creo que lo más valioso del movimiento por una cultura libre no es que proponga soluciones (aunque se están experimentando muchas, como Creative Commons), sino que plantea unas nuevas bases donde algunas buenas respuestas pueden llegar a tener lugar. Me refiero a un cambio en las ideas, otro marco de interpretación de la realidad. Una revolución mental que nos saque fuera del callejón sin salida, otro cerebro. Que no confunda a los creadores ni a la cultura con la industria cultural, que no confunda los problemas del star-system con los del conjunto de los trabajadores de la cultura, que no confunda el intercambio en la Red con la piratería, etc.

    Eso sí, hablé del papel fundamental que para mí podrían tener hoy las políticas públicas para promover un nuevo contrato social y evitar la devastación de la enésima reconversión industrial, para acompañar/sostener una transformación hacia otros modelos, más libres, más justos, más apegados al paradigma emergente de la Red. Como se ha escrito, “la inversión pública masiva en estudios de grabación, mediatecas y gabinetes de edición públicos que utilicen intensivamente los recursos contemporáneos -crowdsourcing, P2P, licencias víricas- podría hacer cambiar de posición a agentes sociales hasta ahora refractarios o poco sensibles a los movimientos de conocimiento libre”(2). Pero mientras yo hablaba en este sentido tenía todo el rato la sensación de arar en el mar. Ojalá me equivoque, porque si no la cosa pinta mal: será la guerra de todos contra todos.

    Ya acabo. Durante toda la reunión, no pude sacarme de la cabeza las imágenes de la película El hundimiento: encerrados en un búnker, sin ver ni querer ver el afuera, delirando planes inaplicables para ganar la guerra, atados unos a otros por fidelidades torpes, muertos de miedo porque el fin se acerca, viendo enemigos y traidores por todos lados, sin atreverse a cuestionar las ideas que les arrastran al abismo, temerosos de los bárbaros que están a punto de llegar…(3)

    ¡Pero es que el búnker ni siquiera existe! Los “bárbaros” ya están dentro. Me gustaría saber cuántos de los invitados a la cena dejaron encendidos sus ordenadores en casa descargándose alguna película. A mi lado alguien me dijo: “tengo una hija de dieciséis años que se lo baja todo”. Y me confesó que no le acababa de convencer el imaginario que circulaba por allí sobre la gente joven. Ese tipo de cosas constituyen para mí la esperanza, la posibilidad de razonar desde otro sitio que no sea sólo el del miedo y los estereotipos denigratorios. Propongo que cada uno de los asistentes a la próxima cena hable un rato sobre el tema con sus hijos antes de salir de casa. O mejor: que se invite a la cena tanto a los padres como a los hijos. Sería quizá una manera de sacar a los discursos de su búnker, porque entonces se verían obligados a asumir algunas preguntas incómodas: ¿es mi hijo un pobre cretino y un descerebrado? ¿Sólo quiero para él que sienta miedo cuando enciende el ordenador? ¿No tiene nada que enseñarme sobre el futuro? El búnker ya no protege de nada, pero impide que uno escuche y entienda algo.

    NOTAS

    1. Alguien en la cena reveló que había descubierto recientemente que en “el lado oscuro” también había preocupación por el tema de la remuneración de los autores/trabajadores/creadores. ¡Aleluya! A pesar de esto, durante toda la reunión se siguió argumentando como si este conflicto opusiera a los trabajadores de la cultura y a una masa de consumidores irresponsables que lo quieren “todo gratis”.

    2. “Ciberfetichismo y cooperación”, por Igor Sádaba y César Rendueles

    3. Por supuesto, el búnker es la vieja industria. El “nuevo capitalismo” (Skype, Youtube, Google) entiende muy bien que el meollo de la cosa está hoy en que la gente interactúe y comparta, y en aprovecharse de ello sin devolver más que precariedad.

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